Por Luis Alberto Loyola, rector de la Universidad de Antofagasta
En 2019 se concretó un ambicioso proyecto que hoy, tres años después, ya ha logrado probar su tremenda importancia para nuestra región y para todo el norte: me refiero a la puesta en marcha del Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta, HCUA, iniciativa que se materializó en el antiguo Hospital Regional, aprovechando la vasta experiencia del cuerpo académico de las Facultades de Medicina y Odontología; Ciencias Sociales, Artes y Humanidades; y de Ciencias de la Salud de nuestra Universidad.
La idea central de esta alianza entre la Universidad y el Gobierno Regional fue fortalecer la preparación de especialistas, tan escasos en esta zona, estableciendo un campo clínico para la formación de estudiantes de Medicina, en sus distintas especialidades, complementado con la formación de profesionales de Tecnología Médica, Enfermería, Obstetricia, Kinesiología, Psicología y Terapia Ocupacional.
Eso, no sólo permitiría aumentar la cantidad de profesionales de la salud formados y radicados en el norte, sino que además ampliar la oferta de prestaciones de salud para la población antofagastina, descongestionando el Hospital Regional con una alternativa de calidad que pondría su foco en los usuarios del sistema público de salud.
A tres años de ese sueño, como rector de la Universidad de Antofagasta puedo decir con orgullo y satisfacción que cientos de nuevos profesionales de la salud han completado su formación en el HCUA y, lo más importante, se han quedado en el norte, para atender a nuestra población. Puedo mencionar, además, con el mismo orgullo, que 83 mil personas se han atendido en nuestro hospital, en las áreas de policlínico, rehabilitación, laboratorio, imagenología y procedimientos ambulatorios. Es decir, 83 mil antofagastinos confiaron en nuestro proyecto y encontraron en él una respuesta a sus requerimientos de salud. Un dato que no quiero pasar por alto es que el 98% de esas personas son afiliados a Fonasa, cumpliendo así nuestro propósito de contribuir a la prevención, atención y cuidados de los beneficiarios del sistema público.
A tres años de su puesta en marcha, debo destacar también el aporte que el HCUA realizó en el momento más crítico de la pandemia, sumando camas a la red, poniendo a disposición laboratorios para análisis PCR y, desde octubre de 2021, con un novedoso programa de rehabilitación integral para personas que sufren las secuelas físicas y sicológicas de la enfermedad, entre otras acciones.
No ha sido un camino fácil, por cierto, y en algún momento hubo que corregir y mejorar, pero el resultado general es tremendamente positivo. El HCUA se ha transformado en un pilar importante del sistema de salud público y en cuna de nuevas generaciones de profesionales con vocación regional, tal como se prometió.
Pero estos logros, conseguidos gracias al trabajo comprometido de académicos, estudiantes y funcionarios, no nos detienen. El proyecto sigue adelante con mismo entusiasmo y compromiso, porque la salud del norte lo requiere y porque estamos convencidos el HCUA ya ganó en espacio en el corazón de sus usuarios