Autoridad no sólo se despide del cargo que ocupó por 16 años, sino que además pone fin a una larga carrera en la Universidad de Antofagasta, que se inició como estudiante de la sede local de la Universidad de Chile, hace ya seis décadas.
Trabajar unidos por el desarrollo de la Universidad de Antofagasta es el mensaje que deja el Dr. Luis Alberto Loyola al despedirse no sólo del cargo que ostentó por 16 años, sino que también de la institución donde se formó y a la cual dedicó 60 años de su vida, desde el tiempo en que la UA era la sede local de la Universidad de Chile.
Loyola deja el cargo con resultados destacados, como la acreditación de la universidad por cinco años en cuatro de sus áreas, la ampliación y mejoramiento de la infraestructura, el desarrollo de tres procesos de encasillamiento que dieron mayor estabilidad a 290 funcionarios del plantel, y el aumentado la producción científica y de la oferta de pre y post grado, todos aspectos destacados en su última cuenta de gestión.
¿Cómo fue ser rector de la UA?
Fue una experiencia enriquecedora, de la cual rescato muchas cosas. Acá aprendí a trabajar en equipo, porque el rector no trabaja solo, trabaja con muchas personas y siempre tratando de lograr la mayor participación de la comunidad universitaria. Como rector me correspondió dirigir la universidad, sin grandes dificultades de tipo institucional, pero con enormes desafíos que fuimos alcanzando y que nos tienen convertida en la universidad somos hoy, una universidad compleja, integral, que se desarrolla en todas las áreas. Nos tocaron momentos complejos, como las movilizaciones de 2011, que fue un periodo en que la juventud salió a decirnos cosas como sociedad y había que escucharla, y efectivamente la escuchamos, y aprendimos de eso también. Creo firmemente que este periodo fue muy enriquecedor y próspero para nuestra universidad y para mí en lo personal.
¿Qué fue lo más complejo?
Creo que fue un periodo de grandes responsabilidades, porque sentarse acá no es fácil, como dije, esta es una institución grande, compleja, y uno tiene que tener una mirada amplia, en que las personas son lo más importante, de hecho, si hacemos el análisis, la cantidad de funcionarios que ha pasado de honorarios a contrata y de contrata a propiedad en este periodo es muy significativa. Ese es un trabajo que la universidad ha hecho con sus propios recursos y que hay que sumar a todos nuestros logros, porque implica dar estabilidad y bienestar a las personas.
¿De todos los logros, qué lo enorgullece más?
A mí lo que me enorgullece es que el año 2006 esta universidad estaba acreditada por tres años en las áreas obligatorias, que son gestión institucional y docencia de pregrado, y hoy tenemos una institución acreditada por cinco años en cuatro áreas, las dos obligatorias, además de investigación y vinculación; y esperamos sumar a ellas postgrado en el proceso que estamos viviendo. Entonces, de una universidad eminentemente docente, pasamos a ser una universidad compleja, que tiene gestión y docencia, tiene investigación, y gracias a la investigación además tiene postgrado. Pero eso no es lo único, además somos una universidad inserta en la comunidad y que cumple plenamente sus objetivos misionales. Como Universidad de Antofagasta estamos entregando anualmente sobre mil profesionales, con una oferta dinámica, pensada para satisfacer las necesidades del país y la región. Hoy tenemos carreras técnicas, porque la comunidad las necesita, y hemos incluido ahí carreras de la salud, que en la pandemia fueron tremendamente necesarias, junto a las profesionales.
¿Cree que hoy la comunidad antofagastina conoce mejor lo que universidad hace?
Por supuesto. Hoy estamos dando a conocer a la comunidad lo que la universidad hace, antes la comunidad no sabía lo que pasaba dentro de los campus, pero hoy lo sabe. Por eso sabe que esta institución es un referente en el ámbito de la energía solar, el hidrógeno solar, estamos inaugurando un Centro de Investigación en Fisiología y Medicina de Altura, hemos planteado un laboratorio de vacunas que está instalado en el Hospital Clínico, que además es el impulso para la creación del Centro de Investigación en Inmunología y Biotecnología Biomédica de Antofagasta, que estamos presentando al gobierno regional. Yo diría que hemos aprendido que la ciencia, puede ser una ciencia aplicada, y por eso tenemos estos resultados. Hoy estamos y nos sentimos mucho más cercanos al territorio.
¿Qué quedó pendiente luego de estos 16 años?
El proyecto que se ha desarrollado con mucho esfuerzo de la institución, pero no del Estado, es el Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta, y esperamos que el Estado finalmente lo sepa valorar. Hoy tenemos una propuesta de nuevo comodato que no nos satisface, porque creemos que no es la forma de mejorar la salud pública a través de un ente como la UA, que lo que está haciendo es formar profesionales para la región y a la vez dar atención a quienes menos tienen, porque el 80% de las atenciones que brinda nuestro hospital es a pacientes Fonasa, y además tiene especialidades que el servicio público no ofrece. No es que me vaya dolido, porque creo que es un proyecto que finalmente tendrá éxito, pero tiene que haber un esfuerzo del Estado también.
¿Dónde lo veremos de ahora en adelante?
Mi primer objetivo será tener una vida más tranquila, familiar, porque la familia se descuida bastante siendo rector, y estoy en una etapa donde creo que debo volcarme a ellos, a mis nietos y bisnietos. Ser rector, implica una dedicación grande, que va más allá de un trabajo normal, pero afortunadamente tuve el apoyo permanente de mi compañera (la académica Angélica Morenilla Darlington, fallecida en 2019), y de toda mi familia. Pero además hay una idea que queremos concretar y es tener una asociación de ex rectores de las universidades del Estado que nos permita hacer contribuciones a la educación superior, basado en la experiencia que hemos tenido en cada una de nuestras universidades. Esa es una idea que fue propuesta en una de las últimas reuniones del Consejo Rectores de las Universidades del Estado por el rector de la Ufro, Eduardo Hebel, a Juan Zolezzi (ex rector de la Usach) y a mí, y ambos concordamos en que es importante que lo hagamos.
¿En definitiva, ser rector de la Universidad de Antofagasta qué significó para usted?
Una responsabilidad tremenda, pero también un orgullo muy grande. Yo tengo una relación que inicié el año 1960 al ingresar a la Universidad de Chile, que me permitió formarme profesionalmente, laboralmente y seguir especializándome, es decir, mi formación se la debo a una universidad del Estado que hoy se llama Universidad de Antofagasta. Tengo un compromiso muy grande con la educación pública y eso no lo puedo pasar por alto.
¿Qué mensaje deja a la comunidad universitaria?
El mensaje es que la universidad la construimos todos, entonces lo que les puedo pedir es que entreguen todo el apoyo necesario a las nuevas autoridades para que la universidad siga creciendo. Eso significa aportar desde la diversidad para construir una mejor universidad. Ese mensaje les dejo.