La presencia del Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta tiene varias dimensiones que la hacen muy importante. Este centro de salud aporta espacios clínicos para la formación de profesionales que contribuyan a acortar las brechas más significativas de la región y resolver los principales problemas de salud que nos afectan, todo en conjunto con la entidad sanitaria y la gobernación regional.
Claro, porque disponer de un campo clínico permite a los estudiantes de pregrado y especialidades, realizar un escalamiento de competencias técnicas, habilidades y destrezas acorde a su perfil de egreso, situando al estudiante en el campo laboral de manera progresiva. Asimismo, tiene beneficios para la comunidad, pues aporta una alternativa a la red de salud, con prestaciones clínicas de calidad y una mirada de integralidad, poniendo al centro del desarrollo terapéutico al paciente, en su mayoría beneficiarios de Fonasa.
En el ámbito de la vinculación y la investigación, la existencia de un hospital clínico universitario, permite el desarrollo de investigación asociada, lo que genera condiciones para una mejora continua en los estándares de calidad de los profesionales de la salud. Igualmente, contribuye a desarrollar técnicas terapéuticas más seguras, como ejemplo, podemos citar el Programa de Rehabilitación Post Covid, que no sólo ayuda a que personas afectadas por la enfermedad superen sus secuelas, sino que además entrega valiosa información para establecer pautas de tratamiento para estos pacientes, lo que quedará en la literatura científica de esta pandemia.
En el ámbito de la extensión nuestro hospital ha desarrollado distintas campañas gratuitas en beneficio de la comunidad, como los exámenes de PCR para detectar virus papiloma humano, dando cumplimiento al rol social que nos corresponde como una institución estatal.
Debo mencionar que este proyecto, además, ha llamado la atención a nivel nacional, pues somos la única universidad estatal de regiones con un desarrollo de esta naturaleza. Prueba de ello fue la visita que el año pasado realizaron altos funcionarios de la Universidad del Bío-Bío y del Servicio de Salud de dicha región, interesados por replicar una iniciativa similar.
En síntesis, este hospital clínico se debe mirar no solo desde la perspectiva de las prestaciones de salud, sino en forma integral, como un proyecto universitario que tiene prestaciones clínicas asociadas a la docencia, pero además desarrolla actividades de investigación y vinculación con el medio, lo que le da un valor social y académico, y permite que las futuras generaciones de profesionales de la salud y afines tengan una mirada integral, donde el paciente esté en el centro.